Catalogada como un barrio "bien" donde la gran mayoría de sus habitantes son de clase media, el barrio muestra signos de decadencia económica en los últimos años.
A pesar de ser uno de los barrios más legendarios de la Capital porteña, pertenece a la elite de barrios con habitantes de clase media/alta. Sin embargo el fenómeno de la crisis económica de los últimos años ha afectado a su composición vecinal y hoy las aperturas son menos estrechas para las clases sociales que ingresan al barrio.
Un barrio caracterizado por su historia, donde la mayoría de los propietarios son generacionales y adquirieron los inmuebles por herencia en su mayoría.
Hoy el barrio comienza a ser poblado por algunos estudiantes del interior del país que atraídos por la seguridad que ofrecía en su momento y la cercanía con los servicios públicos son cada vez más.
Los precios son más accesibles debido a las continuas decadencias que vienen sufriendo en los últimos años.
Vecinos del barrio, se sienten en la necesidad de ceder y organizan ventas callejeras de objetos personales sin utilidad y hasta de electrodomésticos a ser reparados. La mayoría de ellos, aprovechando la feria Dominguera de los fines de semana en el Parque Rivadavia.
Otro de los ingenios es la venta de libros. En su mayoría los vecinos de la zona asignan un puesto para la exposición de ellos. También se ingenian con la grabación de películas en CD
La zona predilecta de Shopping y confiterías de estilo es cada vez menos frecuentada y los pagos son cada vez con menos efectivo en las confiterías.
Hay quienes tuvieron que decidir alquilar la propiedad para trasladarse a un lugar con menos costos de expensas y salvaguardar los costos del presente económico.
Las paradójicas realidades se ven en la cotidianidad de un lugar donde cotizan propiedades de más de 180 dólares y enfrente viven mendigos en las veredas que esperan acercarse a los comedores de las Iglesias de la zona para poder comer.
Los vecinos más antaños del lugar, recuerdan con nostalgia la época dorada del barrio cuando en su mayoría los habitantes eran miembro del Club Italiano de alta alcurnia social con poderío económico notable.
Un barrio tranquilo, seguro y hasta estable hoy se mezcla con los reclamos de inseguridad y el desconformismo de los vecinos que reclaman más control con la villa que se formó en las cercanías de la Cancha De Ferrocarril Oeste.
Es inusual y sorpresivo para las autoridades policiales de la Comuna que reciben denuncias de robos de cámaras de seguridad e incluso matafuegos de los edificios más coquetos de la zona.
Caballito en su momento descansaba bajo el sol de la comodidad, la seguridad y el disfrute de un barrio de clase bien. Hoy, pelea entre la subsistencia, la decadencia para mantener el confort que supo construir en el momento de sus años dorados.
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