Más de 1500 Bibliotecas Populares (BP) están en estado de alerta y movilización en todo el territorio nacional. El proyecto de Ley Ómnibus plantea la eliminación del Fondo Especial, establecido por la Ley 23.351 para financiar la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (Conabip). Este fondo está compuesto por el 5 por ciento de la recaudación del impuesto de emergencia a los premios pagados en juegos de azar y representa más del 50 por ciento del presupuesto de la Conabip, creada por Domingo Faustino Sarmiento en 1870. Francisco Moreno, residente de Rafaela (Santa Fe), que se formó como lector en la BP José Manuel Estrada y trabaja como bibliotecario en el mismo lugar desde hace catorce años, califica como "una ignorancia profunda" que el Estado someta a un ajuste a estas instituciones sin fines de lucro, las cuales son el corazón de la vida cultural, social y educativa de numerosos barrios y pequeños pueblos.
Griselda Zandoná, desde Mocoretá, Corrientes, destaca que se perderían "muchos programas y subsidios" y que se quedarían sin la posibilidad de adquirir libros al 50 por ciento de su valor en la Feria del Libro de Buenos Aires. Paula Kriscautzky, docente y creadora de la Biblioteca Popular Del otro lado del árbol en La Plata, describe la situación como una falta total de humanidad y empatía por parte de quienes están en el poder, sin comprender la importancia de las bibliotecas populares, las cuales son fundamentales para la vida cultural, social y educativa de diversas comunidades.
Las historias de Francisco, Griselda y Paula reflejan su amor por los libros y las bibliotecas, así como su compromiso intenso con la inclusión. Los tres reconocen que el 96 por ciento del Fondo Especial de la Conabip se distribuye para financiar que las BP puedan abrir sus puertas todos los días, para la compra de libros, proyectos de promoción de la lectura y derechos ciudadanos, reformas edilicias, equipamiento y adecuación tecnológica, conservación del patrimonio cultural, capacitaciones, bibliomóviles y actividades culturales.
"Hace once años, Griselda Zandoná, abogada y escribana correntina que padece una enfermedad neurológica degenerativa llamada Charcot Marie Tooth, pasó frente al edificio de la Biblioteca Popular Mariano Moreno de Mocoretá, el pueblo donde vive, y observó lo abandonada que estaba la única biblioteca de este lugar en el que viven unos 11 mil habitantes. 'Amo los libros, la lectura, y puedo hacer algo por ella', pensó mientras caminaba las dos o tres cuadras que le permite la enfermedad y trataba de superar una situación personal de depresión y ansiedad. Entonces decidió incorporarse como voluntaria. 'Desde ese día no paré de trabajar por la biblioteca', reconoce con el íntimo orgullo de haber levantado un espacio de referencia para la comunidad. 'La Biblioteca llegó en el momento indicado para transformar mi vida. Me sentí parte de ella desde el primer día, por eso digo que las Bibliotecas Populares son transformadoras de vidas; una vez que formás parte de ellas tu vida es mucho más linda', dice y contagia su entusiasmo.
'La Biblioteca no solo es mi lugar en el mundo, es mi segundo hogar, es el lugar que elijo. Todo lo que sucede acá es mágico', cuenta desde Mocoretá esta hija de 'una familia de padres muy laburantes, de quienes heredé el sentido de pertenencia y compromiso por las instituciones de bien común', al igual que sus hermanos, que forman parte de los Bomberos Voluntarios. 'La Biblioteca Popular no es solo libros y acceso a la información; son las personas que las hacen, sus usuarios. Es un lugar de encuentro, de intercambio, de amistad, un espacio donde cada uno es lo que es y nos aceptamos y compartimos. Se generan muchas actividades y eventos que solo las bibliotecas populares logran por el gran compromiso social que tienen y porque responden a las necesidades de su comunidad, que muchas veces no son resueltas por las instituciones educativas u otras instituciones del Estado', explica esta abogada y escribana de 38 años que decidió estudiar Bibliotecología".
