La histórica Confitería La Ideal, ubicada en la calle Suipacha 384, está llegando a su etapa final de restauración, y anuncian su reapertura a mediados del próximo año. El local fue inaugurado en el año 1912, permanece cerrado hace más de tres años, y es considerado junto al Bar Tortoni, uno de los más antiguos de la Ciudad porteña.
Durante más de cien años, pasaron por la Confitería La Ideal los más notables artistas, músicos, aristócratas, políticos y escritores. Según aseguro el arquitecto gastronómico a cargo de la restauración, Alejandro Pereiro, la nueva Confitería La Ideal albergara a más de quinientas personas en sus mesas.
Durante más de un siglo de historia, no se hizo ninguna restauración y el estado de deterioro del histórico local era total. Durante estos tres años, se realizaron trabajos para apuntalar la estructura, se tuvo que rehacer el piso que estaba carcomido por el paso del tiempo, y se construyeron baños nuevos. Se reemplazo la cabina del ascensor, se aplico estuco (pasta de cal, yeso, cemento, arena de mármol y pigmentos naturales, que se coloca como elemento decorativo) en todas las paredes y los techos, se instalaron nuevos equipos de aire acondicionado, se restauraron vitrales, arañas y maderas. En la planta baja, se agregaron entrepisos, nuevos equipos de producción, y se corrió un metro la antigua barra central. En su superficie total de 2000 m2 que ocupa La Ideal, la mitad será destinada para servicios en las mesas que se elaboraran en este sector, donde se sumaron hornos a gas y eléctricos, una zona para cocinar al vacio, y una sala de pastelería y repostería. Uno de los atractivos ornamentales más destacados son sus vitrales, que al igual que en la confitería El Molino del barrio de Congreso, son verdaderas obras de arte. El famoso exhibidor conocido como “Bombonero”, ubicado a metros de la entrada al local, los aleros del frente de la fachada , las ventanas semicirculares y la cúpula con claraboya fueron cuidadosamente restaurados por un equipo de especialistas. Se tuvo que desmontar, masillar y fijar las piezas rotas o hacer nuevas piezas para reemplazar las faltantes de los vitrales. Se realizaron once paños nuevos de la cúpula que se encuentra en el primer piso. El frente de la Confitaría se pulió a fondo, removiendo más de diez capas de pintura, capas de hongos y bacterias, hasta llegar a la piedra Paris, para lucir como en su fachada original en 1912.
Solo faltan detalles para culminar este proceso de restauración que llevo casi tres años, y que calculan que para Agosto del próximo año, este icono porteño volverá a abrir sus puertas con todo su esplendor.