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Boedo: entre la modernidad y la esencia tradicional

Conserva al igual que San Telmo su aire tradicional, característica que la identifica y enorgullece a sus vecinos. Retratos de un barrio sumergido entre la modernización y la esencia porteña en su máxima expresión.

Caótica, exuberante, sexi, moderna y avasalladora son las características de la Ciudad de Buenos Aires. Sin embargo hay barrio que intentan escaparle al grito potente de una Ciudad que pugna por innovar constantemente.
Paródicamente ser tradicional en una Ciudad moderna tiene sus ventajas, te buscan por ser diferente.
La nueva geografía de la Ciudad transforma los espacios menos pensados en oportunidades de interacciono diseños modernos. Lo no imaginado, ahora posible y al alcance de tus narices.
Sin embargo los nuevos espacios nada tienen que ver con las construcciones arquitectónicas sino con lugares muchos más relajados que ofrecen la posibilidad de observación al aire libre, se potencia la lectura y la idiosincrasia del café es reemplazada por la cerveza artesanal.
En esta transformación total que al parecer está atravesando la Ciudad, parecería que los cafés, las tiendas de antigüedades y los espacios de culturales porteños están quedando relegados.
Sin embrago en la diversidad caótica conviene muchos elementos y para todos los gustes. Así barrios como Boedo, Almagro, San Telmo o San Cristóbal encierran su mística conservadora llena de historias en ese esfuerzo inconsciente por sostener la imagen del porteño tradicional.
Con casi 3 millones de habitantes y otro millón y medio que ingresan a diario la Ciudad se transforma diariamente.
Escaparle a estos factores es verdaderamente difícil .por ellos el barrio de Boedo se reinventa a diario sin despegarse de su tradición tanguera, de sus shows de tango o de sus teatros o centros culturales.
La modernización de sus espacios se da desde lo tecnológico pero no desde lo decorativo.
A diferencia de Boedo, vecinos de Almagro, el segundo parece adoptar con más firmeza los elementos modernos que la Ciudad impone.
Boedo sin embargo permanece en un espacie de anfótera inconsciente que no le permite traicionar su esencia y característica fundamental: lo antiguo.
“Cuando se pone de moda la revalorización de lo moderno a la vista, la tradición queda relegada al costado como accesorio de lo que fue” relata Juan José, vecino de Boedo y sociólogo.
Sin embargo muchos vecinos y comerciantes de la zona no ven esto como una merma en el interés por conocer el barrio sino en un interesante elemento de distinción.
“La gente nos visita por nuestras parrillas, nuestros cafés notables, las mejores escuelas de tango y la tranquilad del barrio que no se vive en otros puntos de la Ciudad cuenta orgullosa Micaela.