protesta

Los vecinos de Boedo se oponen al estadio

Las amenazas a la tranquilidad tradicional de un barrio destacado por su seguridad. Las contras del estadio en proyecto que asusta a los vecinos.

Uno de los grandes deseos del Club de San Lorenzo era volver al legendario barrio de sus orígenes, Boedo. Sin embargo, pronto el sueño se vio empañado por un grupo de vecinos que se oponían-y siguen haciéndolo-a la construcción del estadio en la zona.

Los beneficios que parecerían aportar-como la integración de jóvenes en el deporte a través del club-no parecen alcanzar para contentar a los vecinos.

Los clubes en zonas barriales suelen ser vistos como un espacio de interacción social aunque también pueden ser sinónimo de bullicio, desorden amenazante e inseguridad.

Los grandes eventos deportivos, los encuentros políticos o religiosos, además de los recitales que posiblemente también ocupen el club resultan un verdadero dolor de cabeza para los vecinos.

El estadio de River Plate en Belgrano es claro ejemplo de ello. Otros ejemplos de problemas antes que soluciones aportadas lo constituyen el Ferrocarril Oeste en Caballito, el estadio de Argentinos Junior en La Paternal, el Club de Boca en el barrio que lleva su nombre y el de Racing e Independiente en Avellaneda.

Todas estas malas experiencias relatadas por los vecinos de estos barrios son los mejores ejemplo de porque no pueden existir los estadios en zonas barriales con alto nivel poblacional.

La mayor parte de las quejas suceden por los ruidos que provocan la convocatoria mulitudinal , la potencia de los equipos utilizados y el desplazamiento de gran cantidad de personas en la zona.

En algunos barrios de los mencionados las quejas de los vecinos lograron la prohibición de algunos espectáculos por el impacto que generaba en la salud de las personas y el deterioro en las antiguas construcciones.

Estudios internacionales indican que Argentina es el país con mayor cantidad de estadios en capital. Se estima un total de 36 estadios duplicando a los de San Pablo y Londres.

En un principio se creía que favorecería el comercio interno del barrio o el trabajo de comerciantes ambulantes. Sin embargo se demostró que no, debido a las reiteradas quejas de este sector que se veían obligados a retirase del lugar o cerrar antes sus negocios por temor a la inseguridad o posibles disturbios.

Desde las autoridades del Club prometieron solucionar los problemas de inseguridad con la presencia de policías en la zona .Sin embargo esto lejos de proporcionar seguridad acarrea molestias a los vecinos que deben acreditar identidad y locación para circular libremente en sus propios barrios.

Si la idea del Gobierno de la Ciudad es controlar la presencia de "los trapitos", con el estadio ubicado en la zona, con esto solo se acarrean mayores dolores de cabeza, dado que las actividades de estos se ven sumamente potenciadas los días de actividad en el club.

A esto debemos sumar el peligro de la venta ilegal de alcohol, drogas y estupefacientes.

Los motivos sobran para oponerse al regreso del club al barrio desde su última performance en 1979.Mientras tanto, los vecinos deberán esperar con una actitud positiva respecto al proyecto.