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Comienzaron las obras para reducir el impacto acústico ambiental en la Playa de Regulación de Colectivos del Viaducto Mitre.

El lunes 14 de Junio, comenzaron los trabajos de acondicionamiento acústico en la Playa de Regulación de Colectivos, ubicada abajo del Viaducto Mitre, entre las calles Virrey Vértiz, Sucre y La Pampa. El objetivo es crear una barrera acústica alrededor del predio, con el fin de mitigar el perjuicio acústico ambiental de la zona.
Se trata de una Terminal con una capacidad para 23 colectivos, que ingresan por la calle Sucre y salen por La Pampa. Desde su inauguración, los vecinos de los edificios de Barrancas de Belgrano, se quejaron por los ruidos a motores que deben soportar desde la madrugada y el permanente olor a gasoil. Por tal motivo, le habían solicitado al Gobierno porteño el traslado de la Playa de Regulación. Ante estos reclamos, las Autoridades de la Ciudad de Buenos Aires, decidieron comenzar con las obras de aislamiento sonoro de la Terminal, y se estima que estarán terminadas para fin de año, siempre y cuando la situación epidemiológica por el coronavirus lo permita.
La contaminación acústica es uno de los agentes más perjudiciales en la Ciudad, y afecta la salud fisca y mental de sus habitantes. Los daños auditivos producidos por el ruido excesivo son irreversibles. La Ciudad de Buenos Aires se encuentra entre las diez ciudades más ruidosas del mundo. Los niveles de contaminación sonora en el Distrito porteño, pueden llegar a un nivel equivalente a 75 decibeles. La Ley 1540 establece como límite sonoro ambiental, los 65 decibles en zonas residenciales y 70 en zonas comerciales. Cabe aclarar, que la Organización Mundial de la Salud (OMS), recomienda que los niveles de ruido no excedan los 55 decibeles durante el día, y un valor máximo de 40 decibeles en horario nocturno, para prevenir efectos nocivos para nuestra salud. El estrés, la psicosis, las alteraciones nerviosa, emocionales y la impotencia son, entre otras, los principales efectos de la contaminación acústica, convirtiéndose así en un latente y constante peligro, que atenta contra la salud fisiológica y psíquica de los ciudadanos. Respecto a las principales fuentes de ruidos en la Ciudad se encuentran, el tráfico, las actividades nocturnas, las obras públicas y las actividades comunitarias (recolección de residuos).