inseguridad

Cuando la vida no vale nada...

A través de nuestro contacto informativo con los queridos vecinos de Boedo y alrededores, se van desarrollando diversos temas de actualidad que tienen un denominador común: la calidad de vida, el respeto...Desde este enfoque, la inseguridad vial y sus consecuencias ha ocupado y ocupa un lugar de suma importancia. Sobre todo, por la impunidad que gozan los conductores que en variadas oportunidades alcoholizados, ó bajo los efectos de sustancias, chocan, matan y ni siquiera socorren a las víctimas inocentes. Hogares destrozados, sueños que no fueron concretados porque no tuvieron tiempo cronológico de ser soñados y tantas violaciones a los derechos humanos, como significa no poder desplazarse en libertad por la Ciudad, por nuestro País, porque puede aparecer alguien corriendo picadas, otro que no le fue bien en el boliche que maneja ebrio sin importarle si es persona, gato ó perro lo que se cruza en el camino...Desde una demostración del más absoluto y abyecto egoísmo.

La herencia de estos últimos años es demasiado pesada para que sigamos soportándola. Porque si se siguen produciendo estos hechos es porque poco importa la vida propia y la ajena, y sobre todo, porque la Justicia no funciona como debiera. Me atrevería a decir que si las penas fueran ejemplares y de cunmplimiento efectivo, estos dramas de cada día, de cada fin de semana, sin duda, disminuirían de manera evidente.

En tanto, aguardamos que a la brevedad las nuevas autoridades pongan en marcha medidas que de una vez por todas, simple y llanamente, a quien utiliza el vehículo como un arma de alcance mortal le alcance la Ley, nada más ni nada menos...

Otro ejemplo en la misma dirección que venimos comentando, es la tragedia del Río. Allí perdieron la vida Manuel de 14 años, su mamá y un tripulante de la otra lancha que provocara el choque, luego de desplazarse a gran velocidad y zigzagueando. La colisión de las dos lanchas de pequeño porte se produjo el jueves en horas de la noche a la altura de San Fernando.

El cuerpo del jóven, hijo del dirigente radical Federico Storani, apareció luego de una intensa búsqueda llevada a cabo por efectivos de la Prefectura, a cuatrocientos metros del lugar del siniestro. Su deceso se debió a la brutalidad del impacto de las embarcaciones.

Pablo Torres Lacal, un decorador de 48 años, quien conducía la nave que provocó el choque, se encuentra internado en grave estado. Fue imputado por homicidio culposo agravado.

El Doctor Storani atravesado por el dolor, luego de agradecer por la tarea de los efectivos del operativo rescarte, señalo que: " No fue una fatalidad. La Argentina está poblada de estos accidentes entre comillas que pueden ser evitados".