Por una escuela para resentidos

Qué estamos haciendo desde las instituciones de la democracia, para que finalice este accionar empecinado en destruír, ensuciar, mutilar y descalificar lo que es patrimonio cultural de todos?

Sólo el resentimiento, la ignorancia y la falta total de respeto a lo que significa vivir en sociedad, pueden sostener este tipo de acciones lamentables, que además de originar millonarios gastos extras, (que abonamos todos) producen, en algunos sectores, esa sensación de caos etc...Nada más equivocado porque el porteño que ama su Ciudad, reconoce detrás de cada hecho de violencia de este tipo, un mensaje del cual no participa. Se trata de una realidad que requiere de las autoridades correspondientes, las medidas que sean necesarias para evitar definitivamente la repetición de estos actos vandálicos.

Algunos ejemplos para tener en cuenta: a la estatua de Gaby Sabatini, inaugurada a fines del 2014, le sustrajeron la raqueta. Si bien la imagen fue construída con elementos sin valor de reventa, su reparación costará 12.000 pesos. A la escultura de Luis Alberto Spinetta, en Villa Urquiza, le robaron los anteojos.

Cabe señalar que la obra sobre Olmedo y Portales (escena del inolvidable sketch de "Borges y Alvarez") tuvo que ser reparada en seis oportunidades.

En el Paseo de la Historieta, Defensa y Venezuela, la escultura a "Don Fulgencio" personaje emblemático del dibujante Lino Palacio, fue pintarrajeada y algunos meses después, le quebraron un brazo.

En los últimos días, volvieron a atacar a la escultura que homenagea a otro grande, el inmenso, Mariano Mores, pianista, compositor. En esta oportunidad le arrancaron las dos manos. En enero de este año, a un mes de su instalación, en la esquina de Chile y Balcarce, le quitaron una mano, la derecha.

La repetición de estos hechos, en resguardo de la mayoría de los ciudadanos, solicita la puesta en marcha de medidas, también orientadas a la prevención. Una escuela para resentidos, entre otras disposiciones, sería una alternativa viable para recuperar a estos sectores, sin duda, minoritarios. Sobre todo para que puedan aprender a convivir en sociedad.