En 1965 una comunidad coreana se asentaba en el bajo Flores. Este año se cumplen 50 años de aquel día en el que ellos adoptaban una nueva patria: La Argentina. Síntesis de la historia de un país grande y solidario.
Según datos oficiales más de 30.000 coreanos del Sur viven en nuestro país. La mayoría se aloja en el bajo Flores, lugar de residencia que eligieron hace más de 45 años.
En su mayoría se trata de una comunidad muy arraiga y unida que se dedica a la industria textil.
Se ubican sobre la Avenida Carabobo, entre Eva Perón y Castañares, lugar que deslinda los milites del barrio denominados por ellos Baek-ku-
Tras la traumática división que sufrió Corea en los años 60, muchos coreanos de la zona sur se instalaron en nuestro país como inmigrantes.
En aquel entonces el país era un tránsito fácil para el ingreso a países del Norte, pero muchos de ellos ,a pesar de las abismales diferencias culturales, se sintieron atrapados por la calidedez,, las promesas de progreso y la familiaridad argentina.
Hoy dedican su vida en su mayoría a la actividad textil, exportando a otras provincias sus prendas. También están quienes apuestan a la tradición de sus ancestros y elaboran platos típicos y actividades relacionadas a su cultura, convirtiendo el bajo Flores, en una pequeña isla coreana.
La cuestión idiomática de la lengua, sumada a las costumbres culturales hicieron difícil la interacción de coreanos con argentinos. Sin embargo, con el correr de los años crearon un espacio donde puedan sentirse cerca de su tal ansiada Corea.
Sin embargo, el barrio de Flores ya no es lo que era en la década del 60. La ola de inseguridad que azota la zona, fue el donante para que muchos coreanos se trasladaran a la zona de Avellaneda. No obstante muchos prefieren seguir en el bajo Flores para evitar el desarraigo nuevamente.
Los vecinos del barrio Flores, tienen una mirada muy positiva respecto a la educación de los ciudadanos coreanos."Son gente de trabajo, que vinieron a trabajar" contó Osvaldo vecino del barrio.
Los coreanos tienen una cuestión religiosa muy estricta. Aunque en su mayoría son evangelistas están los más tradicionales que optan por el budismo.
En el bajo Flores se respira aire de diversidad. Si bien es un microcosmos coreano, supieron adaptarse con trabajo a las costumbres argentinas. Un mate un bocado de torta con dulce de leche, forman parte de las costumbres adoptadas.
Las nuevas generaciones mantienen una relación cercana con los porteños del bajo Flores.
Quienes deseen visitar sus alrededores, podrán deleitarse de las comidas picantes y del arroz bien cocido. Un espacio coreano, en tierra Argentina.
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