Una vuelta por la historia del café Dante

El café más antiguo de la historia de Boedo. Sus mitos, historia y decadencia, un recorrido por ese rincón olvidado.

Pocos sabemos de éste café que es el más antiguo del barrio de Boedo. Su fundador perteneció a la familia Merzario.

Al parecer de procedencia italiana, el café debe su nombre al máximo exponente de la Literatura Europea, Dante.

El lugar fue durante muchos años un espacio de encuentros y debates intelectuales de la época.

En su momento se consideraba también un espacio de ideales sociales donde se tramaban las manifestaciones sociales puerta adentro.

Algunos libros de memoria aseguran que era el lugar de encuentro favorito de algunas personalidades destacadas del mundo literario como Álvaro Yunque, Lubrano Zas, Gustavo Riccio y Roberto Arlt.

En los años 20 el lugar vivió su momento de populosa gloria. Solían ser asiduos personajes celebres del barrio como don José González Castillo, Alberto Vacarezza, Folco Testena, Edmundo Montagne, José Mauricio Pacheco, Alberto Weisbach y Elías Alippi.

Los componentes barriales no podían faltar, el tango, la buena música, el café porteño y las charlas sobre política literatura o fútbol.

Curiosamente aunque el lugar haya sido el sitio preferido de los intelectuales del momento, el café era una sucursal del Club de San Lorenzo de Almagro.

Los autores de tango más destacados de la historia compusieron sus piezas allí, tales como Cátulo Castillo, con su María, La Ultima Curda y Tinta Roja.

Su escudo era el fiel reflejo de lo que en sus adentros se disputaban, una pluma, una guitarra un casco un apelota de fútbol y una paleta con pinceles alusiva al arte.

Si bien el lugar se hizo popular por la presencia de grandes intelectuales y artistas tangueros, tampoco faltaron los futbolistas, deportistas y dirigentes deportivos del Club de San Lorenzo de Almagro.

Testigos de lo dicho son los tangos alusivos de la época como "Café Dante" y "El Ciclón".

El lugar poseía una mesa de juegos de billar que atraía al público. Representaba la dispersión para algunos, el encuentro y el debate para otros.

Un lugar donde el encuentro y la fusión entre intelectuales y futboleros eran posible.

Los goles se gritaba y disfrutaba de igual forma que en la comodidad del hogar.

Si bien el barrio se caracteriza por ser una de las comunas con mayor presencia de bares notables, luego del cierre de Dante, perdió uno de sus tesoros históricos más importantes.

A penas iniciado en siglo XXI el café Dante cerraba sus puertas para siempre y con ellos se llevaba parte de la historia de Boedo.